domingo, 6 de diciembre de 2009


“Una serie de catastróficas desdichas”. Así ha calificado el director del Sinaí Mountain Memorial Hospital de Underwood , Oregón, el suceso vivido por el paciente Gaylord Focker al que, por error, se implantó un pie que no era el suyo.

Gaylord en una foto de archivo, menudo gilipollas.

La mujer de Gaylord, Selena Smith Umbrella, trabaja en otro hospital de la localidad, el Auswitchz Memorial Medical Center, fundado por colonos alemanes llegados en 1945. Es enfermera y tuvo que hacerse cargo del pie amputado de un ciudadano de color, Edmund Wilson Pepper, alias “Little Dick”, y llevarlo al depósito del condado. “Little Dick”, camello, proxeneta y vendedor de Tuperware es diabético y había perdido el pie debido a múltiples infecciones y mala circulación. Selena acabó su turno muy tarde y se llevó el pie a casa con la idea de llevarlo al depósito al día siguiente por lo que lo guardó en el congelador de su refrigerador. Esa misma madrugada fue avisada de que su tía Mary había sufrido un infarto por lo que tuvo que salir precipitadamente hacia California. El marido de Selena, Gaylord, de raza blanca, se levantó a su hora de siempre, las cinco de la tarde. Parado desde hace ya quince años, su expediente psiquiátrico le define como “haragán con tendencias suicidas pero demasiado vago como para conseguirlo”. El bueno de Gaylord se dispuso a cortar unas ramas de un manzano en el jardín de su casa con su sierra eléctrica. “Me acababa de untar las manos con mierda de ésa contra la gripe A de los cojones por lo que se me cayó la sierra y me cortó el pie”.

El pobre Gaylord acertó a hacerse un torniquete con su cinturón y, con los pantalones caídos y a la pata coja llegó hasta la cocina, al congelador, y guardó el pie en el mismo. Pudo llamar al 911 y logró decir antes de desmayarse:”El pie está en el congelador”

Cuando las asistencias llegaron al lugar de los hechos hallaron a Gay Focker inconsciente, por lo que cogieron el pie y le llevaron al hospital. La tragedia cobró su verdadera dimensión cuando el herido recuperó el sentido.

“Habían pasado cuatro días del accidente cuando esos hijo putas me quitaron el vendaje y me puse a chillar, ¡me habían puesto el pie de un negro! Y encima, tres tallas menor que la mía”

De inmediato se envió a alguien al domicilio del señor Focker pero el otro pie estaba putrefacto pues se habían dejado abierto el congelador. Sorprendentemente el pie de “Little Dick” estaba recuperado gracias a la buena irrigación sanguínea de Gaylord. “Siempre tuve un corazón de toro”, ha declarado el pobre subnormal cuyo último empleo conocido fue de cobaya para la División de Armas Químicas del Ejército del Aire. Ahora, la familia del negro reclama el pie. “Little Dick” dice que lo necesita. Pero Gaylord asegura que “Una mierda, ahora salto mucho más” El caso es que ambos van a ser indemnizados con una jugosa suma aunque no se sabe dónde terminará el miembro. Seguiremos informando.


 

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