CONSULTORIO — EL DOCTOR HINDERBERGER RESPONDE

[Los autores de este blog declaran no hacerse responsables del contenido de las cartas que nos envían nuestros lectores (¡menudos son!). Como mucho, nos responsabilizamos, y sin demasiados alardes (que no es moco de pavo), de las respuestas del doctor Hinderberger pues nosotros le hicimos los papeles y nos encargamos de que se tome su medicación — Leer bajo su propia responsabilidad]

Verá usted, doctor Hinderberger. Yo quisiera preguntarle sobre un problema de sexualidad mental. Mi nombre es Norberto Assbreaker, y siempre he sido muy sensible tirando a maricón profundo. Mi padre me llevaba al fútbol por las orejas para intentar enmendarme, me obligaba a fumar puros y a beber Soberano, aunque cuando cumplí los doce años, desesperado ya, entendió que todo era imposible.

Y así he ido yo por la vida, emulando a los alcaldes madrileños, abriendo agujeros aquí y allá, hasta que de pronto, mi afición a la lectura me han llevado repentinamente a replantearme mi condición. No han sido la Biblia, ni las aventuras del Capitán Alatriste, ni siquiera ninguno de treinta y seis libros publicados el año pasado por César Vidal. Ha sido cosa del destino, encontrarme con sendas obras de unos sujetos de nombre Pedro de Paz y Jerónimo Tristante.

Leerlas no las he leído por ahora, lo reconozco, que estoy ahora con una relectura de las obras completas de Antonio Gala y Terenci Moix, pero fue ver por casualidad una foto de estos señores, y en ese momento cruzó una idea por mi mente: "¿de verdad los hombres son guapos?"

¿Querrá usted creerse que ha sido como un impacto? ¡Como un electroshock de esos que mi padre quería aplicarme en las pelotas, y que mi madre, una santa, no le permitió! Ahora pienso en Cantizano, en Cristiano Ronaldo, en Sal Mineo, y me dan como indiferencia. Y sin embargo, cuando repaso el Elle y veo a la Jennifer Aniston, a la Angelina Jolie... qué se yo, como que me dan cosquillas ahí abajo al igual que cuando antes veía en bañador a ese peedazo de marido que comparte, el Brad Piss.

Bueno, dígame usted, doctor Hinderberger: ¿será esto algo pasajero? ¿cambiaré definitivamente de gustos? ¿Debería tal vez lanzarme a la búsqueda de esos dos sujetos, Tristante y De Paz, para intentar una catarsis sexual que me devuelva mi identidad?

Atentamente (Consulta remitida por el lector JR)


Estimado J.R: la muy concreta sintomatología de su síndrome no me resulta nueva aunque debo reconocer que si presenta un cierto elemento perturbador que no se había dado hasta ahora. Como digo, no es la primera vez que un homínido ejercita el «cruce de acera» por culpa de Tristante o De Paz. Se ha documentado debidamente que el individuo antropomorfo al que denominan Tristante —se hizo incluso un estudio científico sobre el asunto debido al elevado número de afectadas— ha provocado y provoca cierta alteración en la liberación de neurotransmisores hipotalámicos que deriva en que las féminas, tras practicar el sexo con él —14 segundos y soy generoso— sufren un irresistible impulso que les empuja, tras una serie de vómitos desacompasados, al lesbianismo. De hecho, en la asociación de lesbianas de La Aljorra, le han puesto una placa en su honor en la que reza «Por ser un vivero».

El otro tipo, De Paz, no se queda corto: una joven de diecisiete años se tiró por un puente tras el fornicio con tal individuo, dos se metieron a monjas, otra intentó suicidarse metiendo la cabeza en el horno, pero era eléctrico, y tres más se convirtieron en lesbianas.

Ahora, le digo que lo suyo es único porque es la primera vez que provocan que un tipo pase de la homo a la heterosexualidad. Sin duda, es transitorio, no se preocupe. Usted lo que necesita es lo que definió mi colega, el profesor Windermayer, con el término psiquiátrico Stoß des Fleisches que viene a querer decir algo así como «una buena punalá de carne». Envíe usted otro mail a los redactores con su dirección y un teléfono y le pondré en contacto con Paco «el Cirio Pascual», de La Barceloneta, que en una sola sesión le hará olvidar a estos dos idiotas y a su leve dolencia.

Atentamente,
Augustus Hinderberger, Ph.D.

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Doctor agusto hinderpijen o algo así: tengo un problema. No sé si será por culpa de haber entrado en eso que llaman la crisis de los taitantos o por el poco uso de la zona en la que tengo el problema, pero estoy muy preocupado. Resulta que me percatado que mi zona escrotal cuelga de una manera desmesurada, ya sobrepasa el miembro viril .Nada que ver con la zona escrotal de hace 20 años, mucho mas rígida. He consultado distintos especialistas pero todos dicen lo mismo que es ovismo, rara enfermedad que va desarrollándose conforme a la edad del paciente. Doctor ¿está usted de acuerdo? ¿Cuál podría ser la solución? ¿Algún tipo de silicona que realce la zona testicular o algún escrotobrá con relleno que disimule? Por favor doctor ayúdeme porque mi primo dice que con un poco de loctite de los chinos no se notaria, pero para mi que se está quedando conmigo.

Un saludo doctor agusto. (Consulta remitida por un lector anónimo)


Estimado anónimo: el diagnostico de los especialistas a los que usted ha consultado es correcto. Padece usted de Ovismo, es decir, que tiene un huevo colgando y el otro lo mismo. Ahora lo que conviene determinar es el motivo por el cual sus gónadas sobrepasan la línea de profundidad deseada. Sin conocer sus antecedentes no puedo emitir un juicio preciso, pero yo me inclinaría por afirmar que es usted un huevón de los que se los van pisando cuando anda. En este caso parece evidente que no es el músculo el que determina la función sino que ha sido la función la que ha ejercitado el músculo. Es muy probable que por ser de la Cofradía de los Flojos y tocarse los cojones a dos manos hasta que las yemas de los dedos le sangren, estos se le hayan descolgado de su habitáculo.

¿Soluciones? Alguna hay. Por el momento, dígale a su primo que se dedique a lo que de verdad sabe, sea lo que sea, y nos deje a los profesionales, que estamos de intrusismo hasta las pelotas (válgame la redundancia). Acto seguido deje de tocarse los cojones y ayude a levantar el país, que falta nos hace. Por último, le aconsejo el uso continuado de prendas que ciñan al máximo posible la zona. Empiece por descartar los boxers y pásese al slip de toda la vida. Cuanto más prieto, mejor. Si pasados unos días nota que se le empieza a poner una voz como la de los Bee Gees cantado el Stayin Alive es que va usted por buen camino.

Atentamente,
Augustus Hinderberger, Ph.D.