
La sorpresa de Bernardo Quelasdás, carnicero afincado en Aldeanueva del Tentetieso, fue mayúscula cuando, a petición de una clienta, procedió a lonchear una pieza de panceta. Ante el estupor de los presentes —carnicero, clienta y un señor que pasaba por allí—, en su interior, de forma clara, indiscutible y perfectamente definida, aparecía el popular y agraciado rostro de la prócer socialista. A la vista del fenómeno, sin precedentes en el pueblo y de un cariz similar al producido hace unos años en la localidad de Belmez, se procedió a avisar a las pertinentes autoridades y a acordonar la zona. Los TEDAX también fueron avisados. Por si acaso.
Según declaraciones de uno de los expertos consultados acerca del fenómeno: «En un principio nos costó un poco distinguir los trazos de la veta de tocino de los del perfil del rostro. Como son tan similares…».
Una vecina que prefirió permanecer en el economato declaraba: «El anticristo. Esto es cosa del anticristo. Si esto ya lo veía yo de venir desde que a la Eufemia la vaca le parió un ternero sin cabeza».
El párroco de la localidad, Deogracias Amén, repetía sin cesar: «No es esto, no es esto. Los putos milagros ya no son lo que eran».