lunes, 14 de octubre de 2013


Estimados amigos de Pandemonio de Caos, comenzamos con una nueva sección en nuestro blog: Comentario de textos de Canciones con objeto de iluminar vuestras vidas, mejorar vuestra formación y extraer aquellas verdades intangibles y pautas de comportamiento que derivan del sabio cancionero español.

Hoy comenzamos con un clásico. “LA MINIFALDA”  de Manolo Escobar, al que el cielo perdone.

Pero vamos a ello:

No me gusta que a los toros
te pongas la minifalda (bis) 

Comenzamos bien amigos. De entrada, una sentencia arcaizante y, por ende, repetida dos veces. El protagonista ya comienza a marcarnos una clara tendencia machista al decidir lo que debe ponerse su novia. Y encima, insistente, eso es maltrato.

La gente mira parriba,
porque quieren ver tu cara
y quieren ver tus rodillas. 

La cosa comienza a pintar mal, el perturbado éste , declara que la gente mira p´arriba para ver la cara de la moza pero, ojo, también “quiere ver sus rodillas”, lo que apunta a una cierta desconfianza hacia sus semejantes que podría tornarse patológica. Apunta cierta tendencia paranoide de baja intensidad.

Los niñatos tan pesaos
no dejan de contemplarte.
Me rebelo y me rebelo,
y tengo que pelearme
y a los toros no los veo.

Veamos, la inseguridad del tipo queda expuesta ante el temor de que varones más jóvenes que él miren a su novia. Es obvio que se siente amenazado y el hecho de que la chica atraiga a bigardos de menor edad demuestra que debe estar bastante maciza. Pero ojo al cierre de la estrofa  “y tengo que pelearme  a los toros no los veo.”
En resumidas cuentas: que al machismo inherente del protagonista, su carácter paranoico-desconfiado y su inseguridad, hay que añadirle al tipo una perla más: es un tío violento que se lía a hostias en los toros a la mínima de cambio.

Así que tú ya lo sabes,
no te pongas minifalda,
que los toros de esta tarde
yo tengo ganas de verlos
sin pelearme con nadie.

Es un puto manipulador. En esta estrofa coloca la pelota en el tejado de ella aduciendo unas supuestas intenciones pacifistas por su parte….. vamos, que él en realidad, es una hermanita de la caridad y que la culpa de su comportamiento celoso-violento, no la tiene él y lo tarao que está,  sino la pobre chavala por vestirse de esa manera. Lamentable.

No me mires de esa forma
que tus ojos me aturrullan.
Que tus ojos me aturrullan,
no me mires de esa forma,
que tus ojos me aturrulan,
y como sin darme cuenta
mi vida se va a la tuya. 


Esta lamentable estrofa no tiene mayor importancia, el  muy ladino intenta conformarla recitándole unas palabras bonitas. Nos parece de una bajeza moral absoluta y totalmente reprobable.

Que tú me quitas el sentío,
no me mires de esa forma,
que tú me quitas el sentío,
que agua le pido al almendro
y sombra pido a los ríos.

Ésta ni la comentamos, es una puta mierda,  el tío está desquiciao, no se toma la medicación y tira palos de ciego, pero ojo, ojo, que ahora viene lo bueno.

A tí mi mujer te dijo.. 
Te paraste en mi puerta, 
y a ti mi mujer te dijo: 
No enamores a ese hombre, 
que ese hombre es mi marío.


OJO, ESCÁNDALO…..ESCÁNDALO….. MOMENTO ESTELAR DE LA CANCIÓN

 De la estrofa anteriormente reflejada se deduce que EL TÍO ESTÁ CASAO!!!!!!
LA MADRE QUE LO PARIÓ

El jeta éste celoso, machista, violento y manipulador, está casado y la joven de la minifalda no es otra que LA QUERIDA!!!!!

Impresionante giro de los acontecimientos que no sorprende teniendo en cuenta la conducta anterior de este pobre paranoico.  Y por si esto fuera poco...

A mi novia le he prohibío 
que vaya sola a la plaza. 
Que vaya sola a la plaza, 
a mi novia le he prohibío 
que vaya sola a la plaza, 
porque tos los vendeores 
ay tienen que mucha guasa. 
La ronea el carnicero, 
el pescaero la guiña, 
la ronea el carnicero. 
Y hasta se mete con ella 
el niño del panadero. 
Todos la dicen piropos, 
hasta el guarda de la plaza, 
todos la dicen piropos. 
Y los celos ya me tienen, 
ya me tienen medio loco. 


Es lamentable que este pedazo de cabrón, no permita que su querida acceda a la plaza vestida como le salga del potorro pretendiendo aislarla de otros machos que la hacen objeto de sus artes amatorias. La quiere sólo pa él y su mujer, mientras tanto, en casa.

Tú eres agüita del río 
y yo barquito velero. 
Y yo barquito velero, 
y tú eres agua del río, 
y yo barquito velero 
que me llevas donde quieres, 
por donde quieras me dejo. 
Eres tú ese mar bravío 
que arrastra to lo que encuentra 
eres tú ese mar bravío. 
Soy velero a la deriva 
desde que te he conocío. 
Llevame allá donde quieras, 
no me dejes a la deriva, 
llévame allá donde quieras. 
No me dejes como un perro 
que en cualquier calle me muera.

Termina esta lamentable tonadilla con una suerte de gilipolleces en las que este pobre oligofrénico pretende hacerse el víctima, un tipo celoso, desconfiado, con baja autoestima, machista, que tiene querida y que se la lleva a los toros, dejando a su santa esposa en casa, y pretendiendo que la "otra" vista como él quiere. Todo un partidazo, el yerno ideal, vamos.


 
 

(c) Jerónimo Tristante & Pedro de Paz, 2009