miércoles, 7 de julio de 2010


CONSULTORIO DEL DOCTOR HINDERBERGER

Estimado profesor Hindermayer, creo que puedo tener un pequeño problema de índole sexual, así que, con su permiso, me dispongo a consultarle. Me llamo A.D. y cuando me levanto por las mañanas me encamino a la ducha y allí, me masturbo a lo “American Beauty”.

Después de esto, comienzo el día relajado y tomo el coche hasta mi trabajo. Si hay atasco me masturbo de nuevo- dos veces- para matar el tiempo fundamentalmente. Una vez en la oficina, tras revisar lo que hay pendiente, me voy al baño y me la casco. Trabajo hora y media, y en la pausa del almuerzo me masturbo en el baño de la cafetería. A la hora de comer- siempre en el mismo restaurante- me la pelo en los aseos y cuando llego al curro de nuevo, me encierro en el despacho, descanso un poquito y me doy una gallarda a lo relajao, vamos, rollo Zen y eso.

Cuando salgo del trabajo a las seis me voy al gimnasio donde, en la ducha, también me la machaco, otra pajilla más si hay atasco y antes de acostarme otro par pa dormir a gustito. Necesito hacerlo porque me acuesto indignado ya que mi mujer me presiona constantemente para que hagamos el amor, me indigna que no entienda lo cansado que llega uno a casa tras ganarse el pan con el sudor de su frente. En fin.

El motivo de mi consulta es el siguiente, comienza a salirme un leve sarpullido en el glande y tengo la mano derecha encallecida, ¿es normal? El hermano Hilario decía que si te la meneabas mucho te quedabas sordo o ciego!!! ¿Qué hago? ¡Ayúdeme Hinderpoller!



RESPUESTA

Estimado subnormal:

En primer lugar estoy hasta los cojones de que me llamen ustedes cosas como "Hindemaker", "Brunderberg", "puto nazi" y lindezas semejantes. Me llamo Hinderberger, ¡HINDERBEGER IMBÉCIL!

Una vez aclarado este punto paso a contestarle: “¿Un pequeño problema?” “¿Un pequeño problema?” .....memememem.......Está usted pa encerrarlo en el Manicomio y tirar la llave. Se la pela usted más que un mandril y de no poner solución va usted de cabeza a la hecatombe. Debo comunicarle que padece usted el tristemente conocido como Síndrome Magano que requiere inmediato ingreso en el Psiquiátrico, sedación, dosis elevadas de bromuro y camisa de fuerza para evitar que el paciente se la casque. El último caso que se dio en España -un tal Gómez Escribano, creo- fue de congreso médico, un tío que se la cascaba hasta leyendo a Suso del Toro. Ya ve usted.

Si bien es un hecho probado que el “amor propio”, onanismo, “todos contra el calvo”, “cinco contra uno” o darse gallardas como se dice en la calle, es hasta bueno para el organismo- recordemos el viejo aforismo de san Agustín Expósito “Semen retentum venenum est”- no quiere decir que haya que pasarse. De ahí a pelársela como un adolescente encerrao en los Salesianos hay mucho trecho.

“Un sarpullido…” , “¿Mano encallecida?” “¿Quedarse sordo?”, Demasiado poco te va a pasar, imbécil, salido de mierda ¡para! ¡para inconsciente! Lo que puedo asegurarte pringao es que se te van a descalcificar los huesos.

Aquí te dejo el teléfono de la Consejería de Sanidad de Madrid, sección convulsos: 9122222227222. O en su defecto el de TELEPAJA 9002222222222227 , pregunta por Brandon.

Gracias, no escriba más.

 
 

(c) Jerónimo Tristante & Pedro de Paz, 2009